Según la filosofía budista sufrimos por apego y aversión: Aferrarnos desesperadamente a todo aquello que deseamos mantener intacto en nuestras vidas y/o rechazar lo que no nos gusta ni aceptamos…
Una extenuante batalla, ya perdida de antemano.
Los árboles no escogen desprenderse de sus hojas ni se aferran a ellas luchando sin sentido contra natura… simplemente ocurre, el ciclo se cumple y la transformación se da.
Si bien es cierto que el Yoga es un catalizador de estos procesos vitales, es fundamental comprender que nuestra tarea es aceptar, acoger y convivir con lo que hoy somos… la transformación se da, no se fuerza.
¿Cómo lleváis la aceptación? ¿Os pilláis rechazando alguna parte de vosotras? ¿Os aferráis a algún rasgo característico como parte indisoluble de vuestro ser?